Quiero a través de estas líneas hacer un análisis del “para qué” sirven los consejos. Si, esas palabras que de alguna vienen de personas que queremos y que nos quieren mucho. También pueden venir de personas que no conocemos, pero que bien intencionadas o no, siempre tienen uno bajo la manga.
EL CONSEJO DESDE EL QUE LO DA
Para las personas que asiduamente les gusta dar consejos, este se convierte en un arma para mostrar, orgullosamente, su capacidad de razonar “positivamente” sobre los aspectos a tratar en el mismo.
El consejo, para estas personas se convierte en una estrategia de autoafirmación, que a la vez hace que se eleve su autoestima, pero sobre todo su ego. El que aconseja se encuentra en un estado de poder (o al menos eso cree) sobre la persona que “debe” recibirlo.
Otra de las características del que da el consejo, es que lo da desde su realidad de vida, y casi nunca, se pone en la situación real del aconsejado.
Para las personas que asiduamente les gusta dar consejos, este se convierte en un arma para mostrar, orgullosamente, su capacidad de razonar “positivamente” sobre los aspectos a tratar en el mismo.
El consejo, para estas personas se convierte en una estrategia de autoafirmación, que a la vez hace que se eleve su autoestima, pero sobre todo su ego. El que aconseja se encuentra en un estado de poder (o al menos eso cree) sobre la persona que “debe” recibirlo.
Otra de las características del que da el consejo, es que lo da desde su realidad de vida, y casi nunca, se pone en la situación real del aconsejado.
EL CONSEJO DESDE QUIEN LO RECIBE
En el caso de que sea el que lo reciba, el consejo se convierte en un elemento que termina limitando la capacidad de autorrealización del mismo.
La persona que recibe el consejo entiende que las opciones que tiene ante la situación son limitadas, y por tanto no podrá sino limitarse a ejecutar las pocas opciones que tiene. Al final, el consejo pasa a ser un elemento persuasivo para el aconsejado, y el mismo puede hacerle caso o no.
En el caso de que sea el que lo reciba, el consejo se convierte en un elemento que termina limitando la capacidad de autorrealización del mismo.
La persona que recibe el consejo entiende que las opciones que tiene ante la situación son limitadas, y por tanto no podrá sino limitarse a ejecutar las pocas opciones que tiene. Al final, el consejo pasa a ser un elemento persuasivo para el aconsejado, y el mismo puede hacerle caso o no.
CONCLUSIONES
Mejor preguntar, ayudar a sacar los recursos que cada persona tiene (aunque no lo sepa) y acompañar en el proceso hasta que esa persona (amigo, familiar, etc) pueda encontrar las respuestas a su vida y situaciones. No existe problema que no tenga solución.
Mejor preguntar, ayudar a sacar los recursos que cada persona tiene (aunque no lo sepa) y acompañar en el proceso hasta que esa persona (amigo, familiar, etc) pueda encontrar las respuestas a su vida y situaciones. No existe problema que no tenga solución.
Me gustaría saber qué piensas tú…
2 thoughts on “¿Para qué sirve un consejo?”
Comparto tu conclusión, muy acertada… que interesante entrada!
Paradojicamente, las personan más afectas a dar consejos a los demás, son las que tienen una vida propia menos exitosa. Se ve que no son de aplicar la misma sabiduría que predican.<br />En general se necesita más sapiencia para aceptar un consejo que para darlo